Strelitzia o Ave del Paraíso, la flor típica de Madeira

Hace unos días estuve pensando que conozco a muy poca gente que haya viajado a Madeira. Y fijaos que es un destino cercano, exótico y con muchísimas posibilidades. Sin embargo, parece que no muchos piensan en ella a la hora de decidir a dónde ir de vacaciones. A pesar de ser, como suelo decir, la “perla del Atlántico”. Porque Madeira es una auténtica joya, de esas que brillan con luz propia y atraen de manera compulsiva hasta atrapar sin compasión. Aunque no seamos conscientes de ello, la isla nos llama. Y yo de vosotros… le hacía caso.

Atardece en Porto Moniz

Miradores que merecen una parada repartidos por toda la isla

Madeira en realidad está compuesta por un total de cinco islas, aunque todo el mundo piense en ella como una sola: la que recibe el mismo nombre que el archipiélago. Sin embargo, también está Porto Santo (la única otra isla que está habitada), y las conocidas como Islas Desertas, un conjunto de tres pequeñas islitas menores en la que no vive nadie pero que pueden visitarse en una excursión.

Madeira cuenta con un microclima subtropical que le regala las temperaturas más suaves del continente durante todo el año. El carácter de su gente es amable, simpático y volcado con el turista. Será porque ya están muy acostumbrados a que los forasteros paseen a sus anchas por las calles de Funchal, la capital. O a que invadan sin pudor alguno los pequeños pueblos repartidos por la isla, las levadas y los miradores más destacados. El turismo supone la principal fuente de ingresos de Madeira, así que deben mimar a sus invitados.

Ruta de senderismo por Punta de San Lorenzo

Pero bueno, ya no me enrollo más. He prometido daros una lista de razones por la que deberíais plantearos Madeira como uno de vuestros próximos destinos de vacaciones, y ya estoy tardando en comenzar. Así que aquí os dejo los motivos… ¡Vamos allá con el primero!


1-CONOCER FUNCHAL, LA CAPITAL DE MADEIRA, Y SUS MÚLTIPLES OPCIONES.

Vistas de Funchal desde el teleférico que sube hasta Monte

Vendedores en las calles del casco histórico de Funchal

Fado, carreiros, arte, miradores… Si me pusiera de nuevo a comentar uno a uno los atractivos de Funchal estaría repitiendo el artículo que ya escribí hace más de un año, así que lo mejor es que os deje el enlace para que podáis leéroslo con tranquilidad. Funchal es una ciudad súper completa en la que se puede hacer casi de todo. Hay mil opciones y actividades muy atractivas que os animo a realizar. Quizás con un par de días en la capital tengáis suficiente. El resto, poneros las pilas: ¡¡aunque Madeira es pequeñita, da para mucho!!

Escaleras a la iglesia de Monte

Importante: Lo que os recomiendo es que alquiléis un coche en Funchal y os recorráis la isla por vuestra cuenta. Desde la capital podéis también contratar excursiones para ir a muchos de los rincones de la isla, pero viajar por ella a vuestro aire, parando donde y cuando queráis, no tiene precio.

2-DESCUBRIR CÀMARA DE LOBOS.

Las barcas de los pescadores colorean el puerto de Càmara de Lobos

Algunos barcos continúan con el trabajo incluso ya avanzado el día

Si hay un lugar con encanto en Madeira, ese es Càmara de Lobos. Se trata de un pequeño pueblito pesquero a muy pocos kilómetros de Funchal. Durante la madrugada los muchos pescadores que allí habitan salen a navegar a la captura del pez más famoso de la isla: el sable. Ya por la mañana regresan a puerto, envían la mercancía a Funchal, y descansan en los bancos y bares de los alrededores bebiendo poncha y jugando animadas partidas de cartas. Los barcos, pintados con alegres colores, decoran la pequeña playa de Càmara de Lobos invitando a que todo aquel que lo visite le haga alguna que otra fotografía.

Paseando por el puerto de Càmara de Lobos

Los barcos del puerto funcionan como secaderos de bacalao cuando no están en el mar

El ambiente en el pequeño pueblo es auténtico. Las risas de los pescadores se escuchan por todas partes, pero la calma reina en el lugar. Y tan especial es este sitio que hasta Winston Churchill lo eligió como retiro tras ganar la Segunda Guerra Mundial. Aquí se dedicó en 1950 a reflexionar sobre su futuro mientras pintaba óleos en los que representaba estampas del pueblo y bebía gustosamente vino de Madeira. Ya en 1951 regresó a Inglaterra y se hizo con su segundo mandato del gobierno.

Los pescadores pasan las horas muertas jugando alegres partidas de cartas

3-SENTIR VÉRTIGO DESDE CABO GIRAO

Desde la misma Càmara de Lobos se enfila una sinuosa carretera monte arriba que nos lleva hasta Cabo Girao, uno de los miradores más espectaculares de toda la isla madeirense.

Los terrenos cultivados contrastan con el intenso azul del Mediterráneo

Se trata de uno de los acantilados más altos del mundo: medio kilómetro de alto (según dicen, dependiendo de la definición sobre acantilado marino a la que seamos fieles, Cabo Girao sería el segundo o el séptimo más alto del mundo). Si miramos a la izquierda vemos la silueta de Funchal. Si miramos hacia abajo, nos encontramos con las vertiginosas vistas de las terrazas y campos de cultivo en contraste con el intenso azul del Atlántico. Parece ser que antiguamente los agricultores tenían que descender colgándose mediante cuerdas hasta llegar a sus tierras. Hoy día lo hacen en barco. Me parece a mí que algo han ganado en seguridad.

Las vistas desde Cabo Girao son impresionantes

Mirador al infinito

4-LLEGAR ALLÍ DONDE MADEIRA SE ACABA: PUNTA DE SAN LORENZO

Punta de San Lorenzo es de los rincones más especiales de la isla

Otra de las maravillas naturales de la isla. Si desde Funchal conducimos por la carretera que nos lleva hacia el este de la isla y alcanzamos su punto más oriental, habremos llegado a Punta de San Lorenzo. Se puede dejar el coche en el aparcamiento que hay a la llegada y realizar una ruta a pie de 3 kilómetros y medio (de ida, más otros 3,5 kms de vuelta) entre escarpados acantilados y torres de roca que os dejarán a todos con la boca abierta. Ojo: recordad llevar crema protectora y sombrero, aquí el sol pega bien fuerte.

5-PERDERSE POR SUS INNUMERABLES LEVADAS

Las levadas son los conductos por los que se transporta el agua desde las zonas más altas de la isla hasta las más bajas

Cuando os planteéis hacer un viaje a Madeira, no os olvidéis de echar en la maleta ropa y calzado cómodo para hacer senderismo. En la isla existen un total de 2.000 kilómetros de levadas. Con este nombre se conoce a los canales por los que, desde la antigüedad, se hace llegar el agua desde las zonas más altas de la isla y donde las precipitaciones son más abundantes, hasta el sur, con campos de cultivo pero de un clima más seco. Paralelos a estos acueductos se fueron creando caminos por los que hoy día discurren senderos.

Algunas rutas de senderismo comienzan desde Rabaçal, muy cerca de Porto Moniz

El bosque de laurisilva que cubre el 16% de la isla es una de las motivaciones para realizar esta actividad y así disfrutar de la naturaleza. Desde el 99 está declarado Patrimonio de la Humanidad y atrae hasta Madeira a viajaros de todas las partes del mundo.

Una de las levadas más famosas es la conocida como 25 Fontes. Una caminata de 4,6 kilómetros por trayecto desde Rabaçal (un aparcamiento situado en la carretera que une Porto Moniz con Paul da Serra) que desembocan en una cascada múltiple y una pequeña laguna. Es una auténtica pasada, os lo aseguro.

Esta es la sorpresa que depara la levada conocida como 25 Fontes

En las oficinas de turismo de la isla podéis haceros con un mapa muy completo de las diferentes rutas y levadas que podréis hacer.

6-INVENTAR UN CUENTO PARA NIÑOS EN LAS CASAS DE SANTANA

Las típicas casas del pueblo de Santana parecen sacadas de un cuento

Santana es un pequeño pueblo situado al noreste de la isla al que es muy fácil y rápido llegar por carretera desde Funchal. Lo más famoso y conocido de él son sus curiosas casas con sus tejados de paja a dos aguas. Cuando uno las ve por primera vez cree estar inmerso en el Hansel y Gretel portugués. ¡Casi entran ganas de comerse las puertas y la tejas de la casa…! Es broma, por supuesto, pero seguro que os acordáis de este cuento cuando las veáis.

Una de las casitas típicas hace las veces de oficina de turismo

Además de por sus originales casas, Santana también es conocida por contar con un parque temático que muestra la cultura y tradiciones de la isla a través de una Madeira en miniatura, y por tratarse del punto de partida para una ruta de senderismo que lleva hasta el pico más alto de la isla: el Ruibo, de 1.861 metros de altura.

7-MARAVILLARSE EN PORTO MONIZ

Vistas llegando a Porto Moniz

A Porto Moniz se llegáis sin esperarlo. Venís de atravesar la isla, de haber descubierto paisajes verdes y frondosos, praderas en las que las vacas campan a sus anchas y los molinos de viento parecen multiplicarse. Y, de repente, se acaba. Sin esperarlo el terreno se vuelve lo más abrupto que podáis imaginar, las laderas se convierten en casi verticales y muchos metros más abajo, al nivel del mar, se descubre la hermosa Porto Moniz. Las olas, en este punto, embisten con fuerza la costa y la espuma del mar dibuja trazos blancos en el intenso azul del mar. Dos enormes rocas se levantan imponentes en medio del agua, muy cercanas a la costa, y regalan un horizonte diferente.

Caminar por el pequeño paseo marítimo de Porto Moniz es un espectáculo

En el pequeño paseo marítimo del pueblo se encuentran las piscinas marinas que se han convertido en uno de los grandes reclamos para los turistas. Se crearon por la acción volcánica y el efecto de las olas las suavizó y convirtió en lo que son hoy. Para terminar, un pequeño paseo por el centro el pueblo no está de más antes de continuar el camino.

8-DEJARSE CAUTIVAR POR LA GASTRONOMÍA MADEIRENSE

Y vosotros diréis, mucho mirador, mucha levada y mucho pueblito pesquero… Pero, ¿habrá que llenar el buche, no? Sabéis de sobra que este aspecto para mí es fundamental a la hora de valorar un lugar. Que la comida es algo que me puede y que intento ir un poco más allá cada vez que visito un país y trato de adentrarme en su gastronomía. Y he de decir, por si no o sospechabais aún, que la comida madeirense está muy rica.

En el Mercado do Lavradores de Funchal se pueden ver ejemplares de sable, el pescado más típico de Madeira

El pez sable es la especialidad de la isla y normalmente se sirve acompañado por plátano frito, aunque dicen que existen hasta 15 maneras diferentes de cocinarlo. La caldeirada es otro de los clásicos, y no es más que un guiso de pescado que está riquísimo y que se puede probar en muchos de los restaurantes de la isla. Si sois más carnívoros podéis apostar por la espetada, carne hecha a la barbacoa en un espetón de laurel. La polenta frita (soy una adicta) acompaña a muchos de los platos aunque también la podéis pedir aparte.

Puesto de Bolo do Caco por las calles de Funchal

El bolo do caco es un entrante muy, muy típico de Madeira. Se trata de un pan hecho con harina de trigo y cocinado sobre un horno de metal o de piedra. Es muy normal tomarlo con mantequilla de ajo y se puede pedir tanto en los restaurantes como en puestos ambulantes.

9-EMBELESARSE CON SU MÚSICA Y TRADICIONES

La música es la gran protagonista en el restaurante Sabor do Fado, en el centro de Funchal

Al fin y al cabo estamos hablando de Portugal, y ya sabemos qué tenemos que escuchar cuando nos encontramos en este país. El fado, esa música sentimental, de añoranza, que con tanta pasión cantan los portugueses, se hace mayor aún en esta recóndita isla del Atlántico. Porque quizás la distancia que separa a los madeirenses, geográficamente hablando, de Portugal, acentúa esa melancolía. ¿Quién sabe? La cuestión es que no podéis dejar de ir a ver una actuación.

Los camareros y cocineros son también los artistas en este restaurante

Yo os recomiendo, como ya os dije en el artículo sobre Funchal, que acudáis a Sabor do Fado, un establecimiento familiar en una callecita del centro de la capital donde podréis cenar tranquilamente mientras los propios camareros y cocineros se encargan de amenizar la velada con sus cantos. Muy bonito e íntimo. A nosotros nos gustó.

10-CONOCER SU HISTORIA

Casas por las montañas de Madeira

Y ya que viajamos hasta Madeira, lo mínimo será conocer algo más sobre su historia, ¿no creéis? Podréis saber entonces que la primera isla del archipiélago en ser descubierta no fue Madeira, sino Porto Santo. Ocurrió en 1418, cuando los navegantes portugueses Tristão Vaz Teixeira, Bartolomeu Perestrelo y João Gonçalves Zarco se alejaron de la costa africana huyendo de una fuerte tempestad que azotaba sus barcos y llegaron hasta su costa. La bautizaron con el nombre de “puerto santo” ya que entendieron que gracias a ella la tripulación se salvó de su fatídico destino.

Molinos de viento en el centro de la isla, que al contrario que el resto de Madeira… ¡es plana!

Carreteras que atraviesan la isla

No sería hasta un año más tarde, 1419, cuando descubrieron Madeira. Rápidamente fueron conscientes tanto del potencial que poseían estas tierras como de su situación estratégica. En 1925 el rey João I mandó iniciar la colonización y por ello fueron enviadas a la isla a varias familias procedentes de la nobleza portuguesa, gente de condición modesta y algunos ex prisioneros del Reino de Portugal.

El cultivo de la caña de azúcar y su exportación al resto de Europa fue el gran motor económico de la isla en sus inicios. En los siglos XVII y XVIII otro gran tesoro hizo su aparición: el vino. Muchos comerciantes ingleses, cautivados por el producto, comenzaron a establecer su residencia en la isla.

Uno de los tesoros de la isla: el vino de Madeira

Quizás fuera esto mismo sólo el adelanto de lo que estaría por llegar. En los siglos XIX y XX Madeira floreció de tal manera que convirtió al turismo en su motor de desarrollo. Un turismo que comenzó a enamorarse cada vez más de la exótica isla convirtiéndola en lo que es hoy: la perla más cultivada y hermosa del Atlántico.

¿Qué?, ¿no os han parecido suficientes razones? ¡Espero que os hayan servido!