En noviembre del 2009 visité durante 4 días la isla italiana de Sicilia. Es lo que tiene estar enganchada a las páginas de compañías aéreas low cost. Encuentras vuelos tan baratos que es imposible no comprarlos y los meses se llenan de viajes relámpago a rincones desconocidos.

En esta ocasión fue gracias a Ryanair. Un vuelo de viernes bien temprano a lunes desde Madrid salió tan sólo por 20 euros. Si a esto le unes que se trataba de temporada baja, sovaldi sale estaba claro que la escapada iba a salir económica.

Aunque la imagen de Sicilia puede venir asociada a playas de aguas transparentes y calor, os aseguro que en invierno también tiene un encanto increíble. Sobre todo porque hizo buen tiempo y porque no nos cruzamos con prácticamente ningún otro turista.

Alquilamos un coche con Hertz por Internet (al comprar el vuelo con Ryanair te hacen un descuento considerable) que recogimos nada más aterrizar en el aeropuerto de Palermo. 84 euros los cuatro días. ¡Baratísimo! Aunque los sicilianos no es que sean muy buenos conductores (más bien son bastante temerarios y hay que tener mil ojos en la carretera), generic el coche te aporta una libertad fundamental para llegar a los rincones más recónditos.

Palermo o Catania son algunas de las ciudades más importantes de Sicilia. Lo cierto es que no visitamos ninguna de las dos. Preferimos, ya que teníamos pocos días, movernos por lugares más pintorescos. Y así es como llegamos hasta Siracusa, en la costa este de la isla.

Pequeña, physician acogedora y bella, Siracusa está dividida entre la parte continental y la isla de Ortigia, considerada el corazón de la ciudad y a la que se accede cruzando el Ponto Nuovo. Hacia allí fue donde nos dirigimos directamente. Aparcamos el coche donde pudimos (fue complicado encontrar sitio) y tras pagar por el aparcamiento fuimos a buscar alojamiento.

Nunca pudimos imaginar que encontrar un sitio donde dormir en temporada baja pudiera ser tan complicado. Prácticamente todos los bed and breakfasts y hostales estaban cerrados. Pero curiosamente todos tenían en sus puertas un cartelito con un número de teléfono al que llamar en caso de que estuvieras interesado en una habitación. Al principio nos pareció extraño pero finalmente llamamos a un par de ellos.

Nos quedamos en el Bed & Breakfast Aretusa Vacanze, en Vicolo Zuccalà 1, y la experiencia fue tan buena que no dudamos en volver allí si regresamos a Sicilia en un futuro. Los dueños se acercaron hasta el hostal para abrírnoslo, pero como éramos los únicos huéspedes,  ellos regresaron a su casa y nos dejaron las llaves y la libertad de entrar y salir como si todo el edificio fuera nuestro. Rellenamos un cuestionario con lo que nos gustaría desayunar al día siguiente y ellos se encargaron de traernos todo a la habitación por la mañana. Un trato excelente.

El bed and breakfast además era muy bonito y tenía una azotea con unas vistas al mar preciosas. Las habitaciones contaban con una pequeña cocinita y las camas tenían hasta doseles al estilo antiguo (aunque la estética del hotel era más bien moderna). 

Pasear por las calles y plazas de la parte antigua de Siracusa tiene muchísimo encanto. Se trata de un entramado de callejuelas que nunca sabes a dónde te van a llevar. Tienen ese aire decadente que en ocasiones hace aún más atrayente un pueblo o ciudad. Como si tuvieran muchos años vividos. La avenida principal es la conocida Via Roma, la más comercial de esta parte de la ciudad. Hay un paseo que bordea Ortigia dando al mar que es precioso. No se ve nada más allí, parece que se tratara del fin del mundo.

En la entrada a Ortigia existen unas ruinas griegas, el Tempio de Apollo, del siglo VI antes de Cristo. Realmente Siracusa entera posee numerosas ruinas de edificios que dejaron en esta ciudad los distintos pueblos que por ella pasaron, desde romanos a griegos. No es de extrañar que en su día compitiera con la mismísima Atenas en poder y prestigio.

MEJOR CON EL ESTÓMAGO LLENO…

Otra cuestión que no se puede pasar por alto hablando de Sicilia es su gastronomía. No pude comer más durante esos cuatro días porque hubiera sido imposible, pero no por falta de ganas. Probamos dos restaurantes en Siracusa que no se nos olvidarán jamás (nos fiamos de la guía Lonely Planet que nos acompañaba).

Uno de ellos fue la trattoría La Medusa, en Via Santa Teresa 23. Aunque parecía un restaurante  cualquiera más bien cutrecillo, nos deleitó al máximo. Como siempre, pedimos consejo a la dueña sobre qué comer (en cualquier sitio, y más si se trata de Italia, siempre sabes que triunfarás en la elección dejando que ellos decidan por ti el menú). Nos sorprendió que muchos platos tuvieran influencias árabes: cous cous, mucha berenjena… y esto ocurría en todos los restaurantes, no tan sólo en La Medusa.

Finalmente nos decantamos por antipasti de todo tipo, vino de la casa, pasta fruti di mare… No sé si era lo mejor pero desde luego estuvo delicioso y con nuestros platos podrían haber comido 20 personas más… qué barbaridad de comida!

El otro sitio, donde fuimos a cenar, se llamaba La Gazza Ladra, en la Via Cavour, 8. Íntimo y acogedor, el dueño nos atendió personalmente dándonos un trato excelente. La carta era mucho más pequeñita que en La Medusa y los platos también eran más pequeños, pero esto te daba la oportunidad de poder “tapear” y probar diferentes cosas. Una vez más, todo impresionantemente rico.

La Piazza del Duomo está repleta de bares y cafeterías con terraza donde poder tomar un café por la tarde tranquilamente.