La Giralda en el cielo de Sevilla

Es de todos sabido que en Sevilla, en verano, hace calor. Durante los meses de julio y agosto raro es el día en el que no se alcanzan los 40 grados. Las calles de la ciudad se vuelven desiertas y los sevillanos aprovechamos para salir de la ciudad en cuanto tenemos ocasión. Los que se quedan permanecen encerrados en sus casas con el aire acondicionado encendido 24 horas y rezando por que la factura de la luz se equivoque y cobre de menos…

Sin embargo son muchas las personas que aprovechan precisamente estos meses de vacaciones para visitar la ciudad. Aunque para poder verla bien habrá que sufrir un poco haciendo frente a las altas temperaturas, siempre podréis estar más preparados si consultáis este completo artículo de la empresa GowithOh acerca del clima en Sevilla  durante todo el año.

Y ahora sí, aquí os propongo 10 planes diferentes para disfrutar de Sevilla, mi ciudad, evitando morir exhausto en el intento.

1- Hacer una ruta por el Barrio de Santa Cruz

La zona de la judería sevillana es una de las más famosas y bonitas de la ciudad. Perderse por el entramado de calles que la componen es un “must” si se visita Sevilla. Lo bueno de este barrio es que sus calles son estrechas y sombreadas, lo cual provoca que las altas temperaturas bajen varios grados. Algo que se agradece muchísimo cuando se pasea por ellas.

La arquitectura típica de las casas sevillanas de antaño incluía un patio en el centro de la casa que solía (y suele, ya que se conservan muchos en toda la ciudad) llenarse de plantas y fuentes. La mayoría de las casas señoriales que se pueden ver al caminar por el barrio de Santa Cruz son de este estilo. Tanto el agua de las fuentes como las plantas provocan que las casas se refresquen, algo que también se nota al pasar por delante de las puertas de los patios.

Una manera diferente para conocer el barrio es de noche. En cuanto el sol se pone y las aceras se enfrían un poco, la temperatura baja y se hace mucho más agradable pasear por la ciudad. Es entonces cuando Sevilla se activa y se llena de vida.

Vista del Puente de Triana desde el otro lado del río

2- Pasear entre los puestos del Mercado de Triana y visitar el Castillo de San Jorge

Entrada al Mercado de Triana

Para seguir escapando del calor y aún así mezclarse con el ambiente más típico de la ciudad un plan ideal es llegar hasta Triana. En su mercado, en el Altozano y junto al puente que recibe el nombre del barrio, se puede descubrir la esencia de este famoso lugar.

Entre puestos en los que se vende desde fruta o verdura a pescados o carnes, se encuentran otros atractivos como un sushi bar, una fábrica de cerveza o un teatro. Indispensable conocer este lugar con tanto encanto. No os arrepentiréis.

Puesto de fruta en el Mercado de Triana

La pescadera organiza sus productos

Y si ya os animáis y descendéis a la zona más baja del mercado podréis visitar las ruinas del castillo de San Jorge. De esta manera recorreréis la historia de la Inquisición de una manera muy didáctica y amena.

3- Escuchar música en directo en el mejor de los escenarios

En verano las noches sevillanas se llenan de música y la ciudad se convierte en el mejor escenario. Desde terrazas con vistas a los iconos más emblemáticos de la ciudad donde asistir a conciertos de los grupos más alternativos de la esfera musical sevillana a adentrarse en los jardines del Real Alcázar para embelesarse con la música más tradicional.  Tampoco puede faltar la música en la noche de otros jardines: los del Monasterio de la Cartuja.

Concierto del grupo Tricordes en los jardines del Real Alcázar

No se puede pedir más. Da igual el estilo de música que estemos escuchando, siempre en directo, si tenemos como decorado estas joyas arquitectónicas.

El ciclo Entretejas (¡ojo! desde 2015 Entretejas ya no se celebra), Las noches del Alcázar  y Nocturama son algunos los encargados de ponerle banda sonora a Sevilla en verano. El precio de las entradas suele oscilar entre los 4 y los 10 euros. Uno de mis planes favoritos para las noches de verano.

Imagen del concierto de Marina Gallardo en el Monasterio de la Cartuja (agosto 2013)

Ainara Legardón durante su actuación en el ciclo de Nocturama

4- Pasear por el río mientras atardece

Si hay algo que define a Sevilla sin lugar a dudas es su río: el Guadalquivir. Pasear por la ribera es de las actividades más placenteras que se pueden realizar en la ciudad. Durante los meses de verano lo mejor es esperar hasta que el atardecer comienza a acercarse.

Recorrer el río desde la Torre del Oro hasta el puente del Alamillo permite admirar cómo el cielo va transformándose de color mientras los diferentes puentes que unen las dos partes en las que queda dividida Sevilla se iluminan.

Puente de la Barqueta

5- Visitar el Centro Andaluz de Arte Contemporáneo

Uno de los lugares que más pueden asombrar al visitante y que sin lugar a dudas le dejará con muy buen sabor de boca. El Centro Andaluz de Arte Contemporáneo, que se encuentra en los edificios del Monastario de la Cartuja, es un lugar perfecto para perderse por sus diferentes alas y contemplar lo mejor del arte contemporáneo nacional e internacional.

Exterior del Monasterio de la Cartuja

Si se quiere y se tienen ánimos para afrontar el calor, incluso se puede dar un paseo por los exteriores para disfrutar de un rincón muy especial en la ciudad. Los jardines aportan un poco de fresco al recorrido. Además, se podrá encontrar otras muchas obras de arte repartidas por el lugar.

Obra de la jienense Cristina Lucas en el Monasterio de la Cartuja

6- Ir a ver una peli al cine de verano

Y es que Sevilla no cuenta sólo con un cine al aire libre, sino que tendréis la opción de consultar la cartelera y elegir cuál de todos os convence. En diferentes distritos, en la Diputación de Sevilla e incluso en alguna azotea tendréis la opción de ver aquella película que os quedasteis con ganas de ver en su día, y con el aliciente de hacerlo bajo las estrellas.

¿Se puede pedir algo más?

7- Hacer una ruta nocturna teatralizada por el Real Alcázar

Un plan que sin duda no debe faltar si se visita Sevilla.

Seguro que no podéis imaginar una manera mejor de conocer las dependencias del Real Alcázar de Sevilla que de la mano de algunos de los personajes históricos más importantes que han habitado en ellas. La ruta, que dura hora y cuarto, regala la compañía de figuras como Isabel la Católica, Pedro I y María de Pineda o la reina Isabel II.

Pedro I el Cruel y María de Padilla actuando durante la visita guiada al Real Alcázar

Momento de la visita en la que el poeta árabe Al-Mu´tamid hace su aparición

Es todo un placer recorrer los lugares más emblemáticos y bellos del Alcázar de una manera muy diferente a la usual: cada una de las habitaciones y los jardines se iluminan al caer la noche y todo se vuelve de un misticismo desconocido hasta ese momento.

Con la sensación de viajar en el tiempo a lo largo de los siglos sentimos que  pasamos a formar parte de la historia y nos hacemos partícipes de muchos de los secretos y misterios vividos en el Palacio Real en uso más antiguo de toda Europa .

Isabel II nos hace de guía por los jardines del Real Alcázar

Hay cuatro pases, cada media hora, a partir de las 9 de la noche viernes y sábados. La entrada cuesta 12 euros por persona.

8- Visitar el Museo de Bellas Artes

Meterse en un edificio con aire acondicionado siempre es una opción para escapar del calor. Una visita perfecta para continuar culturizándose con la historia y el arte sevillano es la que se puede hacer al Museo de Bellas Artes, la segunda pinacoteca más grande de España.

Pasear entre cuadros de Murillo, Velázquez o Zurbarán es un placer para cualquier amante del arte. A esta visita se le puede dedicar media mañana, aprovechando que el calor aprieta en el exterior. Así se cogen fuerzas para seguir descubriendo Sevilla después de comer.

9- Tomarse una copa al caer la noche con vistas a la Giralda

Porque no está de más seguir combinando ocio y cultura, ¿por qué no acercarnos a cualquiera de las innumerables azoteas sevillanas que se han transformado en los últimos años en bares de copas?

Entre los tejados iluminados de la ciudad y siempre acompañados por buena música podemos disfrutar de un cóctel e incluso, en ocasiones, darnos un baño en la piscina que algunos bares poseen para uso de sus clientes. Muchas de las terrazas poseen vistas a los lugares más emblemáticos de la ciudad, como por ejemplo, la Giralda.

La Giralda de noche

En la azotea del Hotel EME, o en la del Doña María, junto a la catedral. En el bar de copas Monasterio, en la calle Amor de Dios o en el Hotel Inglaterra, en Plaza Nueva. La oferta se ha multiplicado en los últimos tiempos y se hace complicado elegir.

Una manera de pasar las noches sevillanas como más nos gusta y escapando, una vez más, del calor sofocante del verano.

10- Descubrir el skyline de la ciudad desde el Metropol Parasol

Uno de los atardeceres más bonitos que se pueden apreciar en Sevilla es, sin duda, desde el Metropol Parasol.

Una obra arquitectónica que durante su construcción, e incluso posteriormente, produjo una gran controversia y dividió la ciudad entre aquellos que la odian y los que la aman. Yo he de decir que a mí, personalmente, me encanta.

Vistas desde el Metropol Parasol de noche

Si subís a la parte superior, donde se encuentra el mirador (1,40 euros para los no residentes en Sevilla) podréis admirar unas fantásticas vistas de la ciudad. Lo ideal es ir al atardecer y dejarse sorprender por la caída de la noche mientras toda la ciudad se ilumina.  También es a esa hora cuando se levanta una pequeña brisa que se agradece muchísimo tras un día de intenso calor.

Si os apetece, incluso podéis tomaros un refresco en el bar que hay situado en la parte superior.

“Las Setas”, como es conocido popularmente el Metropol Parasol, visto desde el exterior

 ¡Espero que estas ideas os ayuden a que disfrutéis al máximo de vuestra visita a mi ciudad!