Quizás pasé montada en aquella barca más de una hora. Desde mi pequeño asiento, casi a ras del agua, veía cómo familias enteras vivían en casas de madera construidas sobre el lago. Comprobaba cómo actividades tan comunes como cocinar, asearse, ir al mercado o lavar la ropa se desarrollaban entre construcciones, templos y campos de cultivo flotantes. Había llegado al lago Inle.
Existe un tren en Yangón que por un dólar te hace viajar a muchos mundos. Mundos formados por historias: las de los rostros, miradas y sonrisas que se encuentran en un vagón. Durante tres horas es posible vivir una experiencia diferente. En este artículo os propongo disfrutarla a través de las palabras.
Crónica sobre los dos días de ruta a pie que hicimos desde Kalaw, en las montañas de Myanmar, hasta el lago Inle, uno de los paraísos del país. Coloridas etnias, campos de arrozales y sonrisas, muchas sonrisas. Myanmar nunca deja de sorprender.
Los alrededores de Mandalay esconden mil rincones que suponen verdaderos tesoros. Amarapura, Inwa y Sagaing son algunos de los lugares cuya visita se hace imprescindible. Tres de la antiguas capitales de Myanmar en las que descubrir cómo fue el pasado más glorioso del país.
Escuchar el nombre de Mandalay me hacía imaginar un lugar de lo más exótico. Un oasis tropical entre palmeras y aguas cristalinas, misterioso y lejano tanto en el espacio como en el tiempo… Aunque, tratándose de la segunda ciudad más grande de Birmania, poco podría parecerse a esta estampa.
A tan sólo hora y media de Bagan se encuentra el famoso Monte Popa. Un volcán extinto que se alza 1.518 metros sobre el nivel del mar y conocido, sobre todo, por el monasterio que se encuentra en su parte más alta y en el que viven 37 nats: el Popa Taung Kalat.
Días de paseos en bicicleta por Bagan, antigua capital del Imperio Birmano y una de los lugares más impresionantes del país asiático. Templos y más templos que convierten este rincón de Myanmar en una auténtica maravilla.
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