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Pongámonos serios: hablar de viajar a Tailandia son palabras mayores. Este país, escogido por muchísimos viajeros como destino para estrenarse en el Sudeste Asiático, cuenta con tantísimos atractivos que es difícil saber por dónde empezar a enumerarlos.

Porque si lo que se busca es descubrir una cultura fascinante, en Tailandia la encontraremos. El contraste oriente-occidente aquí se palpa desde que se pone un pie en el Aeropuerto Internacional de Suvarnabhumi. El lenguaje, la manera de saludar, la religión… No importa en qué aspecto nos fijemos. Todo nos invita a aprender y entender un mundo al que no estamos acostumbrados.

Pero, si hablamos de patrimonio, Tailandia no se queda atrás. Sus palacios y templos, aquellos en los que desde bien temprano se pueden escuchar la oraciones de los monjes budistas, encandilan desde el primer instante. Como también lo hacen aquellos complejos en los que descubrir todo un mundo de ruinas que, aún después de cientos de años, continúan contando historias.

Sus playas, las de aguas turquesas y arenas blancas. Su gastronomía, la que se prueba en los puestos callejeros y en los restaurantes más lujosos. Su naturaleza, esa que te envuelve y regala tesoros en forma de bosques, selva, ríos y cascadas.

Hoy nos vamos de viaje a Tailandia con Voyage Privé, que me ha propuesto que os hable de todos aquellos atractivos que convierten al “país de la sonrisa” en un absoluto imprescindible. ¿Estamos listos? ¡Arrancamos!

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1.Bangkok, la capital más cosmopolita

Indiscutiblemente este es el principio y final del 95% de los viajeros que aterrizan en Tailandia. Una ciudad caótica, repleta de colores, sonidos, olores y en la que normalmente la humedad lo envuelve absolutamente todo. Factores indispensables para que Bangkok sea la ciudad que es: un lugar que ejerce una extraña atracción sobre todo ser humano. Siempre.

Aquí habrá que organizarse bien el tiempo, porque son tantos los atractivos con los que cuenta que no se querrá dejar nada atrás. Por ejemplo, el Gran Palacio, al que, aún sin quererlo, acabarás dedicándole toda una mañana. Tampoco faltará una visita al templo de Wat Pho y su Buda reclinado –el más grande del mundo, por cierto-. Un paseo en barco por el Chao Phraya para admirar el templo de Wat Arun, una tarde recorriendo los mercados de Yaowarat, -el barrio chino-, o una noche disfrutando del skyline iluminado de Bangkok desde cualquiera de las terrazas de moda en las azoteas de los rascacielos.

Y esto, solo por dar algunas ideas. Si quieres descubrir qué otros atractivos ofrece Bangkok, solo tienes que echar un ojo al artículo que dediqué en exclusiva a la capital tailandesa.

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 He estado en varias ocasiones en Bangkok, y me he alojado en diferentes hoteles. De todos los que conozco, estos son los dos que más recomiendo:

BBHouse Khlongtan. Muy bien ubicado (tiene al lado parada de metro que conecta con el aeropuerto), moderno, limpio y muy bien de precio.

Pathumwan Princess Hotel. Un 5 estrellas ubicado en el famoso centro comercial MBK. Todos los lujos que imagines y a un precio muy, pero que muy justo.

2.Sus mercados flotantes

No hay viajero que ponga sus pies en Tailandia sin intención de visitar uno de ellos. Los mercados flotantes son un auténtico reclamo, tanto por lo visuales y divertidos que resultan, como por lo auténtico de su organización.

En las afueras de Bangkok, allá donde fluye el Chao Phraya dividiéndose en pequeños canales que componen una auténtica red de agua, se hallan muchos de ellos. Los más famosos son el Amphawa Samut Songkhram, celebrado los viernes, sábados y domingos a 90 kilómetros de Bangkok, y Damnoen Saduak, ubicado a más de 100 kilómetros de Bangkok pero que, a su favor, se celebra todos los días de la semana.

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Lo ideal para recorrerlos es hacerlo subido a una de las barcas que se alquilan –remero incluido- para surcar los canales y ser partícipe del trasiego de productos que se mueve de un lado a otro. Los vendedores anuncian su mercancía, los interesados paran junto a ellos, y la negociación está servida. Algunos ofrecen frutas exóticas de mil colores y variedades. Otros, dulces. Hay quienes incluso cocinan en sus propias barcas y los que, sin embargo, apuestan por un género muy diferente: la ropa.

Tan solo he tenido la oportunidad de conocer el mercado de Damnoen Saduak y, aunque es cierto que los mercados flotantes se han convertido en hervideros de turistas, no dejo de recomendar su visita. Eso sí, un truco estupendo es madrugar muchísimo y salir de Bangkok bien temprano en la mañana contratando un taxi privado. Solo de esta manera te asegurarás llegar antes que los autobuses turísticos y descubrir el mercado de la mejor manera: en todo su esplendor y sin gente alrededor.

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3. Ayutthaya, la historia en ruinas

Visitable en una excursión de un día si así se quisiera, Ayutthaya es uno de esos rincones de Tailandia que incluir de manera obligada en una ruta por el país. Porque para conocer bien este rincón del Sudeste Asiático es necesario, en primer lugar, aprender sobre su pasado. Y en Ayutthaya se encuentra gran parte de su historia.

Ayutthaya fue la capital de Tailandia durante 417 años. Un periodo que está considerado por muchos como el más resplandeciente del país, y en el que todo aquel que ponía sus pies en la ciudad, se veía abrumado por la belleza de sus templos y palacios.

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Ya han pasado más de 250 años desde que Ayutthaya fuera saqueada por los birmanos y quedara abandonada, pero eso no ha restado magnificencia a las ruinas que, hasta día de hoy, se conservan en el lugar.

Lo ideal es hacer una lista de aquellos templos que se quieren visitar, entre los que no pueden faltar, por ejemplo, el Wat Phra Mahathat –el famoso templo de la cabeza de Buda entre raíces-, el Wat Phananchoeng, donde se encuentra el Buda dorado más alto de Tailandia, o Wat Yai Chaimongkhon, en el que, si se llega a primera hora de la mañana, se puede contemplar a los monjes budistas del monasterio realizando sus oraciones. Lo mejor para aprovechar bien el tiempo es contratar un tuk tuk durante toda la jornada.

Si quieres saber un poco más sobre este rincón de Tailandia, echa un ojo al artículo que le dediqué en exclusiva a Ayutthaya.

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4. Provincia de Trat: el lado más desconocido de Tailandia

A tan solo 6 horas por carretera desde Bangkok, o a una hora de vuelo, podrás llegar a este trocito de paraíso en la tierra. Porque lo bueno que tiene esta región tailandesa es que, además de playas de ensueño -con aguas turquesas incluidas- bañadas por las aguas del Golfo de Tailandia, de una cultura ancestral que conocer de primera mano visitando diversas comunidades, y de paisajes absolutamente increíbles, es que podrás disfrutar de ella prácticamente en soledad.

Y digo “prácticamente” por no descartar a los turistas de origen tailandés y camboyano que sí que han descubierto ya los encantos de este rincón del Sudeste Asiático.

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Para tomarle el pulso a esta pequeña ciudad nada como visitar su mercado, donde probablemente no pasarás desapercibido. Allí será el momento de probar todos esos exóticos sabores tan típicos de la región. Eso sí, cuidado con el picante. Y el que avisa…

Pero Trat ofrece muchas más experiencias. Como la de adentrarte en la pequeña aldea poblada por los Ban Nam Chiao, que conforma un auténtico ejemplo de convivencia entre religiones. Los Chong Changtune te enseñarán cómo devolverle a la naturaleza todo aquello que tomes de ella. También podrás comprobar cómo los Huai Raeng viven entre tres aguas en un espectacular manglar. Una Tailandia completamente diferente a la que estamos acostumbrados es la que se puede descubrir en Trat.

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5. Koh Chang, donde el mundo se para

Mientras el ferry que parte de la costa de Trat avanza, y se comienza a divisar en la lejanía la isla de Koh Chang, la mente no podrá evitar imaginar un mundo repleto de dinosaurios al final del trayecto. Y es que este terreno en medio del Golfo de Tailandia, cuya abrumadora frondosidad ya destaca desde cientos de metros de distancia, bien podría haber sido utilizado como plató para rodar todas las entregas de Parque Jurásico.

Koh Chang es apodada “la isla elefanta” y se trata de la segunda isla más grande de todo el país, a pesar de lo cual es de lo más manejable. En el norte se hallan la mayor parte de hoteles y resorts de lujo en los que entregarse a los placeres de la vida entre tratamientos saludables, retiros espirituales y la gastronomía más natural.

El sur, por su lado, es más canalla. En él es donde se alojan la mayor parte de mochileros y viajeros de presupuesto más ajustado. Hay bares que ofrecen conciertos en directo, cabañas a seis euros la noche a pie de playa y un sinfín de actividades que contratar para explorar la isla. Por ejemplo, rutas guiadas de trekking con las que explorar la jungla más densa que jamás imaginaste hasta alcanzar el pico más alto de Koh Chang: una aventura indescriptible.

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Perfecto para desconectar y disfrutar de todas los encantos de la isla, The Spa Koh Chang Resort se halla en el norte de Koh Chagn y ofrece clases de yoga, comida ecológica, todo tipo de tratamientos corporales y masajes en un entorno maravilloso. Ideal para olvidarse del mundo.

6. Snorkel en el Golfo de Tailandia

Una de las actividades que se pueden contratar desde Koh Chang es la de hacer una excursión de un día en barco por varias islitas ubicadas en los alrededores. ¿El objetivo? Hacer snorkel y descubrir el universo que conforma el fondo marino por este lado del mundo.

Peces de diferentes especies, de hermosas formas, diversos tamaños y múltiples colores ten envuelven mientras, gafas y tubo colocados, tan solo te queda disfrutar del espectáculo de la naturaleza que se desarrolla ante ti.

Algunas de las islas que suelen visitarse son Koh Wai, Koh Ya Lek y Koh Rang.

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7. Sukkotai: un lugar en el que perderse

Ya he comentado la necesidad imperiosa de todo viajero de visitar las ruinas de Ayutthaya, pero es que Sukkothai no se queda atrás. Yo incluso diría que me gustaron más estas que las primeras, quizás por haberlas descubierto en solitario y sin prisas.

Aunque no hay datos que corroboren la información, hay quien dice que Sukhotai fue la primera capital del reino de Siam. A sus ruinas se les conoce como “la ciudad dorada” y ocupan alrededor de 45 km2 que son maravillosos para explorar en bici y por libre. Con el mapa que entregan en la entrada al complejo será suficiente para orientarse entre carreteras, zonas rurales y montes en los que uno llega a descubrirse a sí mismo frente a inmensos templos completamente a solas.

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La zona principal, que podría hacerse a pie, comprende 21 enclaves históricos alternados con hasta cuatro enromes estanques. Fuera de las murallas existen hasta otros 70 lugares que merecen una visita.

Las ruinas de Sukhotai están divididas en cinco grandes zonas. Para acceder a tres de ellas, la central, la norte y la oeste, hay que pagar un extra en la entrada, pero merece muchísimo la pena. Aunque daría para mucho más, lo mínimo que considero que hay que dedicarle a Sukhotai es un día completo: arrancar la visita bien temprano en la mañana y aprovechar hasta que cierra el complejo. Aún así, quedarán ganas de más.

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Me alojé en el 4T Guesthouse de Sukhothai, en la parte nueva de la ciudad, un hotelito con jardines y habitaciones sencillas y correctas pero con todo lo necesario para disfrutar de unos días descubriendo las ruinas.

8. Chiang Mai, la niña bonita de Tailandia

¿Quién no ha incluido esta preciosa ciudad en su ruta por Tailandia en su ruta cuando ha visitado el país? Es el gran reclamo del norte, repleta de hermosos enclaves que condensan, en un mismo lugar, la esencia de Tailandia.

Y es que a Chiang Mai no le falta de nada: innumerables e imponentes templos sagrados, a cada cual más esplendoroso, repartidos por toda la ciudad; mercados en los que explorar hasta decir basta y vivir en primera persona la cultura tailandesa; una vida nocturna –y diurna- que asegura siempre algo nuevo que hacer; una gastronomía que permite entender, aún más, todo lo que significa este país, y mil rincones más con los que descubrir la magia de Chiang Mai.

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Para explorar la ciudad antigua no hay nada como comenzar a caminar sin rumbo definido y perderse por sus calles. En algún momento siempre se dará con la muralla que envuelve la zona, con algunos tramos originales y otros reconstruidos. Los templos irán apareciendo uno a uno –Wat Chedi Luang, Wat Phra Singh, Wat Phan Tao…-, cuando menos lo esperemos, dispuestos a hacernos creer que no hemos visto nunca nada tan impresionante. Pero siempre habrá más.

Cuando cae la noche la vida se concentra en los mercados. Algunos basados en gastronomía, otros en los que encontrar el recuerdo más apropiado que llevarse a casa. Siempre teniendo la música de base, sea cual sea la excusa, y un ambiente de lo más animado envolviéndolo todo.

Pero Chiang Mai es mucho más, y también en sus alrededores se pueden visitar grandes lugares. Por ejemplo, el Wat Phra That Doi Suthep, un impresionante templo construido en lo más alto de una colina. Las vistas de la ciudad desde él son maravillosas.

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 Súper, súper recomendado este guesthouse en el que me alojé: Siri House Bed & Breakfast es mucho más que un alojamiento: es un hogar en Chiang Mai. Y mucha culpa de ello la tiene Pat, su dueña, que se esforzará porque pases unos días inolvidables en este rinconcito de Tailandia.

9. Chiang Rai, toda una sorpresa

A un par de horas en autobús desde Chiang Mai, se llega a Chiang Rai, una ciudad a la que no se le suele dedicar demasiado tiempo y que, sin embargo, a mí me sorprendió gratamente.

Y es que, no solamente cuenta con lugares emblemáticos de obligada visita, como el Templo Blanco –Wat Rong Khun, situado a las afueras-, o el Templo Azul –Wat Rong Seua Ten, abierto al público en 2016, con lo cual no pude visitarlo en persona-, sino que tiene un añadido más: el ser una ciudad mucho más tranquila y menos saturada de turismo que Chiang Mai.

Al recorrido clásico para conocer sus tempos más emblemáticos, hay que sumarle su mercado gastronómico nocturno al aire libre: toda una zona dedicada a puestos de comida callejera ambientados, además, por las actuaciones en directo de todo tipo de artistas locales.

Este es un lugar para relajarse. Para tomárselo todo con calma. Para disfrutar de lo encantos de Tailandia sin prisas, y para aprovechar, además, para realizar algunas excursiones por los alrededores que continuarán desvelando más maravillas de este país. Por ejemplo, la que propongo en el último punto.

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 Lo mejor de Saikawe Resort es el lago al que dan todas las habitaciones y que te lleva a creer que te encuentras en un lugar absolutamente perdido. Habitaciones bonitas y sencillas a dos pasos del centro de la ciudad.

10. Mae Salong: la vida entre campos de té

No es fácil acceder hasta este pequeño pueblo perdido en la montaña. Si se quiere ir, deberá ser a conciencia: un autobús, un taxi y muchas curvas, conducen hasta uno de los enclaves, a mi juicio, más auténticos de Tailandia.

Entre infinitos campos de té que conforman el verdadero reclamo de esta excursión, se atisban, en cuanto el taxi se va acercando a la zona, pequeños sombreros y pañuelos de colores que destacan entre el verde de las hojas. Son las campesinas que se dedican a la recolección, pausada y esmerada, de las hojas que constituyen el gran tesoro y fuente de economía de toda la zona.

Existen algunas empresas dedicadas al té en Mae Salong en las que, además, se puede contemplar el proceso de selección y secado de las hojas, minucioso a más no poder. Incluso, quizás, se puede comprar y catar el producto en sus pequeños salones de té.

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Una vez en el pueblo de Mae Salong, estos salones se multiplican, y caminar por sus sinuosas calles ayuda a entender una forma de vida que se acerca más a la cultura china que a la tailandesa. De hecho, sus habitantes hablan chino. La razón es muy sencilla: en 1949 llegó hasta estas montañas la 93º División de la Armada Nacionalista China, huyendo del comunismo y del nuevo régimen. Se instalaron con intención de retomar fuerzas y lanzarse al contraataque, pero eso nunca ocurrió.

De esta manera se creó este pequeño enclave de raíces chinas que aún hoy, años más tarde, mantiene sus tradiciones y lenguaje. Un lugar de lo más curioso del que hablo más extensamente en este artículo que escribí sobre Mae Salong.

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Y hasta aquí mis 10 propuestas imprescindibles de Tailandia. Seguramente más de uno eche en falta más playas e islas, pero, sintiéndolo mucho, a pesar de haber estado un par de veces en Tailandia, aún no he tenido la oportunidad de conocer ese otro lado del país. ¡Prometo ponerle remedio cuanto antes!

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