Las aguas más turquesas que he visto jamás. La arena más blanca y fina. Hamacas de colores donde dormir siestas mientras el rumor de las olas hace de banda sonora. Ruinas milenarias en las que aprender y descubrir y perderse. Un chupito de tequila para brindar por el paraíso. Para brindar por Tulum, la joya del Caribe mexicano.