Arcos de la Frontera se aferra a la peña sobre la que se yergue como si le fuera la vida en ello. Y lo hace altiva y desafiante. Sabiendo que, durante siglos y siglos, ha sido la preferida de todos los pueblos que por allí han pasado. Hoy recorremos sus hermosas calles, las calles de la que constituye la entrada a los Pueblos Blancos de Cádiz.