París, las segundas partes siempre fueron buenas
Recuerdo que la segunda vez que visité París paseé y paseé. Hice caso a lo que la ciudad me pedía: me perdí y disfruté por sus calles y avenidas. La conocí tranquilamente, sin prisas, aprovechando cada momento y sacándole el máximo juego a la experiencia. Una experiencia que me regaló muchísimos y bellos momentos.