La sonrisa de Mohamed
Mohamed aparece ante mí de repente. Parece tener unos cuatro o cinco años. Se levanta y se acerca corriendo. Con una enorme sonrisa me pide que le haga una foto. Quiero pensar que Mohamed, al igual que yo, tampoco entiende la realidad que le rodea. Quiero pensar que Mohamed, a pesar de todo, es feliz en su mundo.