El avión atravesó las nubes y de repente todo se volvió verde: en unos minutos aterrizaría en el aeropuerto de Bilbao. Tenía tres días por delante para descubrir los encantos de algunos de los pueblos que conforman la costa vasca de Bizkaia: Portugalete, Santurtzi, Sopela, Zierbena, Gorliz y Plentzia. Días que iban a estar repletos de experiencias, sorpresas y mucha, mucha gastronomía. ¡Llegaba la hora de disfrutar!