En 2012 tuve la oportunidad de aceptar la invitación que me hicieron desde El Pilaret, una pequeña y coqueta casita rural situada en un pueblo de los más aislados que conozco: Azanúy. Pasar allí unos días fue como encontrar un oasis de tranquilidad. Aquí os hablo de este rincón tan especial de Huesca.