Solo he necesitado cuatro días, Oporto. Cuatro días y ya he aprendido a amarte.
A ti, sí. A ti.
Con tus incontables cuestas, esas que a los demás tan poco gustan. Con tus viejos edificios repletos de bellos azulejos. Con tus fachadas de colores y tu ambiente decadente. Porque es como si el tiempo pasara más rápido de la cuenta por tus calles. Por tu historia. Por ti.
Porque hueles a tierra mojada y a barrica de roble francés. Porque sabes a pulpo y a vino. Porque tu esencia se encuentra escondida en cada uno de los adoquines de tus calles. En cada vieja librería repleta de antiguas historias. En cada esquina de Riberia, Santa Catarina o Bombarda.
Porque se te quiere antes de descubrirte. Porque cuando se te descubre, se te ama con locura.
Porque solo he necesitado cuatro días, Oporto. Cuatro días.
Y ya he aprendido a amarte.
Me han encantado las postales, tanto que me han entrado ganas de volver a Oporto, que creo que la vez que estuve no la ví bien del todo y me dejo un poco frío. Un saludo!
Muchas gracias, Víctor!! Yo te animo a que regreses y te dediques a pasearla sin prisas. Es una ciudad belllísima que esconde tesoros hasta donde no lo esperas. Yo he vuelto encantada, de verdad. Un beso gordo y gracias por pasarte por aquí! 🙂
Que recuerdos tan bonitos de Oporto me traen estas fotografías…sus calles tienen ese algo que hace que siempre quieras volver, gracias por compartirlas!
Me ha encantado. Estoy planeando un viaje a Oporto y la verdad es que me ha inspirado mucho. Un saludo y gracias por compartir 🙂
Genial post. Soy arquitecto y me encanta la Casa de la Música de Oporto, super-recomendable.
Saludos