Uno de los aspectos de los que más se enorgullecen los tailandieses es de que su país jamás en la historia haya sido colonizado. A pesar de que en sus tierras se hayan librado, en determinados periodos, más de 70 guerras. Y aún así, Tailandia, siempre ha pertenecido a los tailandeses. Nadie ha logrado conquistarla.
Una de las épocas más resplandecientes del país fueron los 417 años en los que Ayutthaya fue su capital. Un puerto comercial que aprovechaban los marineros, gracias a los vientos alisios, para hacer parada y dejarse embelesar por la belleza sin igual de sus hasta 40 templos y palacios.
Que Ayutthaya fue una capital con mayúsculas se puede apreciar incluso hoy día. Por aquel entonces era el núcleo más importante del reino de Siam, que ocupaba lo que hoy conocemos como Tailandia, Camboya y Laos. Hasta 33 reyes diferentes ostentaron el trono en este período. Casi nada.
246 años después de que los birmanos saquearan Ayutthaya y tras ello fuera abandonada hasta casi quedar en el olvido, sus ruinas siguen conservando el mayor protagonismo si se visita la zona. Por algo la Unesco le otorgó, en 1991, el título de Patrimonio de la Humanidad. Tras la invasión birmana la capital se trasladó a Bangkok y, desde entonces, la metrópoli mantiene este estatus.
Pasear y conocer parte de los lugares más emblemáticos repartidos por los 2.556 kilómetros cuadrados por los que se extiende Ayutthaya puede llevar varios días. Y, para hacerlo, se puede elegir entre dos opciones:
–recorrerlo en bicicleta. Alquilar una bici puede salir muy económico y de esta manera se puede parar allá donde uno quiera el tiempo que considere necesario. Con mapa en mano no es nada complicado orientarse por las diferentes avenidas de la ciudad. También existe la opción de contratar a un guía para la ruta en bici que así irá narrando la historia de la antigua capital.
–en tuc tuc. Es relativamente fácil negociar con el conductor de uno de estos vehículos (por cierto, en Ayutthaya son especialmente llamativos por su forma original y aerodinámica). Se les puede pedir que nos acompañen durante determinadas horas llevándonos de unos templos a otros y pactar un precio por todo el servicio. En horas calurosas es algo mucho más conveniente que el paseo en bici.
Ahora sí, me lo voy a proponer y os voy a intentar organizar un entretenido e interesante recorrido para conocer aquellas ruinas y templos que pueden resultar de lo más interesantes. Un primer acercamiento a las joyas que se pueden encontrar repartidas por Ayutthaya.
1.Wat Phra Si Sanphet
Quizás una de las imágenes más famosas de Atutthaya sea precisamente estas ruinas que se han convertido a lo largo de los tiempos en el verdadero símbolo de la ciudad. Tres estupas son las protagonistas de este lugar que, aunque fue utilizado en un principio como palacio residencial, acabó convirtiéndose en un monasterio para finalmente servir como templo. Actualmente no está en servicio. La entrada cuesta 50 baths.
2.Wat Phra Mahathat
Muy cerca del Wat Phra Si Sanphet se encuentra este otro templo. Algo mayor y con numerosas ruinas en su interior, lo más destacado que puede encontrarse en él es otra de las imágenes más conocidas de Ayutthaya: el Buda entre raíces. No se conoce exactamente cómo acabó esta cabeza atrapada por la naturaleza de una manera tan curiosa, pero los caprichos del destino convirtieron esta estampa en una auténtica obra de arte. En el mismo recinto existen numerosas figuras de Buda decapitadas, con lo cual la procedencia está clara.
El templo fue erigido en 1374, durante el reinado de Borom Rachathirat I. Tiempo más tarde la estupa principal se derruyó y tan sólo quedó su base. Además, las diferentes pagodas en ruinas corresponden a numerosos y variados estilos arquitectónicos.
3.Wat Chai Wattanaram
Junto al río Chao Phraya se encuentra este templo cuya estupa principal mide 35 metros de altura. Fue erigido en 1630 por el rey Prasat Thong y tras ser arrasado por los birmanos pasó a ser cubierto por la jungla que se apoderó de su espacio. Desde hace 40 años puede de nuevo admirarse tal y como se encuentra ahora. El mejor momento para visitar este templo es al atardecer, cuando el sol se pone tras la estupa principal del complejo.
4.Wat Phananchoeng
En este templo de 600 años de antigüedad se resguarda el Buda dorado más alto de Tailandia. Nada menos que 19 metros mide este ejemplar llamado Phra Buddha Trirattana Nayok. Es curioso pero el templo existe incluso desde antes de que Ayutthaya fuera fundada como capital del reino de Siam.
5.Wat Yai Chaimongkhon
Para quedarse boquiabierto no hay mejor broche final que visitar, para acabar el recorrido por los templos que os propongo, este indescriptible lugar. Eso sí, recomiendo hacerlo temprano en la mañana, cuando el calor aún no aprieta y los turistas todavía están comenzando a desayunar en sus respectivos hoteles. Es entonces cuando este templo se llena de vida: los monjes se mueven de un lado a otro justo antes de empezar sus oraciones; los fieles se acercan hasta el lugar para hacer llegar sus plegarias y llevar sus ofrendas. Todo se vuele de un misticismo que atrapa.
Uno de los elementos más significativos del lugar es el Buda reclinado de 7 metros que se encuentran al aire libre. Según dicen, trae suerte lograr que una moneda se quede pegada a sus pies.
Este monasterio fue construido en sus inicios para albergar a monjes llegados desde Sri Lanka. Fue un tiempo más tarde cuando el templo adquirió un significado muy especial para los tailandeses. El motivo es que la enorme estupa campaniforme que también puede visitarse fue ordenada construir durante el reinado de Naresuan el Grande para conmemorar una batalla épica. un enfrentamiento en el que gracias a un pelotón de soldados montados en elefantes lograron derrotar al ejército birmano.
Aunque Auytthaya cuenta con muchos más templos y palacios que se pueden visitar, esta ha sido mi selección. Como regalito extra os cuento que existe un templo completamente en ruinas (de hecho lo poco que queda son las bases de algún pilar) que no tendría nada que destacar si no fuera por el Buda reclinado de 42 metros de largo que posee. De hecho, es lo único que permanece de lo que en su día existiría. Se encuentra por la zona trasera del Gran Palacio y en un recorrido en bicicleta por la zona lo encontraréis sin esperarlo. Seguro que os asombra y quedáis encantados si hacéis un parada para ver cómo, algún fiel que anda por allí, hace su parada para ofrecer sus oraciones.
Pero, al contrario de lo que puede parecer tras leer este post, Ayutthaya no son únicamente ruinas. Entre otras muchas cosas también cuenta con un mercado flotante muy interesante, una tradicional fábrica de cuchillos y un Centro de Visitantes en el que descubrir la historia de la ciudad y de las antiguas artes marciales que allí se practicaban. ¡Asuntos más que interesantes para dedicarles un post en exclusiva próximamente!
Sólo un inciso. Tailandia nunca fué conquistada, pero no porque sean un pueblo bravo y belicoso, sino porque sus gobernantes siempre fueron lo suficientemente listos (y condescendientes), como para pactar alianzas y llamar “acuerdos” a lo que, de facto eran ocupaciones en toda regla. Sin ir más lejos, los japoneses en la II guerra mundial se pasearon por Tailandia como pedro por su casa, estableciendo bases, vias de comunicación, campamentos de prisioneros, o lo que les viniera en gana. ¿recuerdas “el puente sobre el rio kwai?…
Las fotos son preciosas, así que la experiencia ha debido ser espectacular. Enhorabuena por el post, invita a visitar ese lugar tan maravilloso para vivirlo de cerca.
¡¡¡Besos!!!
Qué alegría verte por aquí, Manuela!!
Muchas gracias por tu comentario. Te aseguro que Tailandia es impresionante, y esta zona en concreto deja a cualquiera con la boca abierta.
Me alegro de que te haya gustado. Un besote y vuelve cuando quieras!! 🙂
Muy buena entrada, acabamos de estar ahí. Ese lugar está lleno de rincones interesantes que has sabido captar excelente en tus fotos!
La verdad es que es impresionante yo lo he visitado en abril de este año . Es muy bonito y con muchos recintos; en cada recinto se paga 50 bhats por persona pero vale la pena.