La actividad en el delta del Mekong comienza incluso antes de que aparezcan las primeras luces de la mañana. Las barcazas, cargadas hasta arriba de los más variados alimentos, surcan el río a un ritmo pausado. Son los remos impulsados por los propios vendedores los que les hacen avanzar por las aguas del Mekong, el río más grande de Asia.
Poco a poco el mercado flotante comienza a tomar forma. Aunque no lo parezca, cada parte se encuentra dentro de un caos ordenado. Todo parece estar patas arriba, y sin embargo, todo está en su sitio.
Algunas de las barcas, normalmente las de mayor tamaño, se encargan de recoger mercancía para transportarla hasta los pueblos más lejanos. Incluso algunos suben río arriba hasta llegar a Camboya, que también comparte río con sus vecinos vietnamitas. Algunas de esas barcas esconden en la parte trasera todo un hogar familiar. Las hamacas de tela cuelgan de donde pueden para permitir una improvisada siesta por turnos. Y es que en Vietnam, la imagen de alguien echando una cabezadita es casi tan corriente como la de un puesto de comida callejero.
Mientras tanto las otras barcas, las que no van cargadas de frutas u hortalizas sino de turistas ataviados con sus cámaras de fotos, comienzan a aparecer. No son clientes, sino más bien espectadores. El presenciar el ajetreo de un mercado en pleno delta del Mekong es una escena de lo más cotidiana para cualquier vietnamita, y sin embargo para los recién llegados al país, es toda una fiesta.
En ambas orillas del delta, amontonadas, se levantan cientos de casas construidas como buenamente pueden sus moradores. Posadas sobre pilares de madera, intentan hacer frente a las subidas del río y a los temporales, a los que ya están acostumbrados. Los materiales que se han utilizado para hacer los hogares, que se aprecian a simple vista, no animarían a nadie a poner su mano en el fuego por asegurar su aguante. Más bien parece que están a punto de derrumbarse en cualquier momento. La vida de esas familias transcurre por entero ligada al río: en él se lavan, en él cocinan, en él hacen sus necesidades cuando es necesario y en él se divierten.
El río Mekong es uno de los más caudalosos y su delta, uno de los más grandes del mundo. En el camino hacia su desembocadura en el mar de China es donde se crea esta zona, formada por los sedimentos que la corriente ha ido arrastrando a lo largo de los siglos hasta este punto. Los vietnamitas conocen el delta, que forma parte tanto de Vietnam como de Camboya, como “los 9 dragones”, haciendo referencia a los nueve estuarios diferentes que dan al mar.
Gran parte de la zona se utiliza para el cultivo del arroz, algo que ha llevado a Vietnam a convertirse en el segundo exportador de arroz del mundo después de Tailandia. De hecho, al delta se le conoce popularmente como “el cesto de arroz” de Vietnam. La gastronomía vietnamita está basada principalmente en este alimento: todo está hecho de o acompañado por arroz.
Y ya que hablamos de arroz, un apunte: una de las actividades que se pueden realizar por la zona es acudir a un centro de producción de este cereal. Hasta él llegan diariamente toneladas procedentes de los diferentes campos de cultivo. Los trabajadores, esmerados en su actividad, se encargan de separarlos por diferentes tipos para su comercialización. Una parte, sin embargo, es destinada a la molienda para hacer harina de arroz y, posteriormente, las tortas de arroz tan típicas de la gastronomía vietnamita.
Navegar por entre los diferentes canales que se forman en el delta es toda una experiencia. Para poder ver el máximo número de atractivos posibles en la zona lo mejor es pasar, al menos, dos o tres días.
Una de las opciones para conocer la zona (esto fue lo que yo hice cuando viajé a Vietnam en 2009) es la de contratar en una agencia de viajes de Saigón una excursión de un par de días. Recuerdo que eran nuestras dos últimos jornadas en el país y quisimos aprovecharlas de esta manera. Los precios, que suelen ser bastante justos, normalmente incluyen el transporte, las actividades, el alojamiento y las comidas (no las bebidas). Otra opción, quizás si se dispone de más tiempo, es el llegar hasta la zona por cuenta propia. Un buen campamento base en el delta es la ciudad de Can Tho, en la que existe una buena oferta de hoteles y desde donde se pueden realizar todas las excursiones posibles.
Preciosas fotos Cristina!